He querido copiar este mensaje de reflexión del Presidente de Bancolombia a propósito de la cultura de la viveza o malicia indígena.
¿Y dónde están nuestros valores?
¿Y dónde están nuestros valores?
Carlos Raúl Yepes
Presidente del
Grupo Bancolombia”
Quiero
confesarles que hoy tengo un profundo pesar; hoy amanecí triste.
Esto que les voy
a narrar pasó, desafortunadamente, en nuestra organización: un funcionario se
ufanaba ante sus compañeros porque le había ‘metido un gol’ al Éxito. Esta
persona ingresó a la página de internet de la cadena de almacenes, y dentro de
las ofertas encontró un nevecón con un precio de $400.000… Se trataba de un error
involuntario ya que el valor real del producto era de cerca de $4 millones.
Inmediatamente,
incitó a sus compañeros a que ‘aprovecharan esta situación’, que no fueran
‘bobos’, que compraran ‘así fuera para revender’. Ya sabían del error, y en
medio de nuestra cultura de viveza y de sentirnos orgullosos de ser avispados,
muchos de nuestros compañeros compraron nevecones. El Éxito cumplió y perdió: a
las casas de los funcionarios-compradores llegaron los electrodomésticos. A lo
mejor están guardados, empacados, esperando ser revendidos.
Ante esta
situación pregunto: ¿Les parece justo? ¿Acaso nosotros no debemos ser
impecables en nuestro comportamiento dentro y fuera de nuestra organización?
¿Podemos hablar de valores cuando no los practicamos?
¿Qué pasaría si
fuera alguno de nosotros quien cometiera un error en el ofrecimiento de un
producto?
¿Esperaríamos la
comprensión y el apoyo de los clientes? ¿O veríamos como normal que se
aprovecharan de nuestro error?
Siempre tenemos
que ponernos en los zapatos del otro. Ya lo dice el reconocido adagio popular:
‘no le hagas a los demás lo que no quieres que te hagan’.
En estos días leí
en nuestra Intranet corporativa un artículo que hacía referencia al inadecuado
uso del concepto ‘malicia indígena’. Me alegró mucho ver que estos temas se
estén abordando al interior de nuestra organización y el nivel de respuesta que
este planteamiento originó. Me queda la sensación de que esas ‘vivezas’ pueden
ser valoradas como una manifestación de corrupción que no podemos admitir.
Todos tenemos obligaciones legales y morales, y es fundamental establecer la
importancia y complementariedad entre ellas. Puede ser que aprovechar el error
del otro legalmente no tenga problemas porque el fallo no es mío.
Pero ¿moralmente
qué pasa? ¿En dónde quedan los valores que definen la obligación que tenemos de
no aprovecharnos de los errores del otro?
Nosotros en el
Grupo Bancolombia tenemos unos valores fundamentales: cercanía, respeto,
calidez e inclusión. Pero es una elección que hicimos que no excluye el
reconocimiento y aplicación de muchos otros preceptos de vida que nos ayudan a
ser mejores, por ejemplo, la confianza. Siempre será fundamental entender y
aplicar la diferencia entre la oportunidad y el oportunismo; todas nuestras
actuaciones suman y en cada paso nos jugamos la confianza que los demás
depositan en nosotros. Con cada una de nuestras acciones comprometemos nuestra
reputación, nuestro nombre.
Invito a todos
para que siempre seamos coherentes entre lo que pensamos, lo que decimos y lo
que hacemos. Pero sobre todo, los invito a que aprovechemos este proceso de
transformación hacia una banca más humana como una oportunidad para nuestras
vidas: creemos valor a través de los valores.
Ojalá podamos,
todos los días de nuestras vidas, mirar a nuestros hijos y seres queridos a sus
ojos y poderles decir, con orgullo, que somos seres íntegros en toda la
extensión del concepto. Porque la integridad no admite términos medios: se es o
no se es.
Hoy amanecí
triste y quise compartir las razones de este sentimiento con ustedes. Los
invito a reflexionar, a pensar y a actuar con principios, con integridad: esto
depende de cada uno de nosotros.